24/5/08

Sólo quiero decir que...

...eres la mujer más hermosa de todas.

¡Ay! ¿Cómo hago para expresarte todo esto que siento? Creo que las cosas te las iré diciendo poco a poco a medida que vayamos caminando por los días. Sin embargo, a veces me entra la locura por mostrarte todo. Como si el poco tiempo que tenemos para estar juntos no fuera suficiente. ¿Lo es? ¿Tú crees que lo sea?

¡Yo te quiero con todo mi corazón también! Te quiero con los ojos, con las manos y los labios. Te quiero con el pensamiento, con el aliento y con los pies. Te quiero con el pulso. Te quiero con mis emociones, con mis miedos disipados. Con la confianza, con la discreción y la angustiada timidez. Te quiero con las extensiones de mi mismo: mi trabajo, mis sueños, mi concentración y mi enfoque de la vida.

Quiero a tu voz, tu sonrisa. Quiero cómo te ves cuando te acercas caminando hacia mi. Quiero cómo te alejas con tantos pensamientos en tu cabeza. Quiero cómo dedicas tus fuerzas a hacer el bien y hacer por los demás. Quiero cómo me tomas de la mano. Quiero cuando caminamos por las calles. Quiero cómo me siento cuando entras en la habitación. Quiero la manera loca en la que te extraño cuando acabo de verte, y cuando tiene tiempo en que no sé de ti. Quiero tu cabello y su corte. Quiero cómo la pantalla del cine te ilumina de perfil. Quiero cómo la historia te entra por los ojos, y cuando saltas al haber un movimiento brusco en la secuencia, y te aprietas contra mí.

Quiero las luces de tu auto que se alejan. Quiero el tintinear de tus llaves que me indican que ya te vas, pero que me dicen que regresarás. Quiero tu olor seco, que no es embriagante sino sincero, casual y sensual. Quiero tu silueta hermosa, tu figura de mujer. Quiero las partes de tu cuerpo que veo y las que aún no conozco. Quiero el ritmo de tu corazón incansable, tu nervio, tu fuerza y tu voluntad. Quiero el sonido que haces cuando te acercas con tacones, la manera en que sostienes tu bolso, la forma en que sostienes mi brazo.

¿Habrá algo que no quiera de ti? Porque estoy seguro que habrá cosas que no lograré comprender de ti. Pero de ahí a que no las quiera es distinto. Por ahora, te quiero toda, te quiero por partes. Quiero el tiempo que tenemos por delante y quiero el hecho de que le damos un valor importante. Quiero lo que hemos vivido, las cosas que me has enseñado. Quiero los ladridos de tu perro y el saludo de tu mamá. Quiero las pláticas con tu hermana y la manera en que todas esas cosas se ven reflejadas en ti, o tú en ellas. Quiero las flores que me gusta regalarte, y el florero que adorna tu entrada. Quiero el mudo copiloto que te di una noche fría y que llevas contigo para que te cuide. Quiero quererte desde aquí hasta que alguien haya dicho que se puede medir el amor por distancia, o por tamaño.

Quiero las notas que salen de mis manos cuando pienso en ti, las frases tontas, los regalos infantiles. Quiero las risas que compartimos. Quiero los debates que tenemos. Quiero la esperanza que me das. Quiero DECIRTE QUE ME HAS CAMBIADO LA VIDA EN UNA MANERA QUE NO CREÍ POSIBLE, QUE DESCONOCÍA.

¿Ya te dije que te quiero? Creo que no. Soy el mismo tímido que conociste antes. Sólo que cambié de anteojos. Amor, ten un buen día. Eso es lo que vine a decirte hoy.

Yo


notas de fondo:

Mike Paer - Unable to act, unwilling to rest

120208

Hoy es día del amor y de la amistad. Normalmente estos días es cuando quieres estar cerca de todos, y los recuerdas. Debo confesar que yo también lo hago. Hay personas a quienes he dejado de ver y que en algún momento te preguntas ¿cómo estarán? ¿Pensarán en algún momento en mí también? Pero más allá no lo llevo pues mi alma solitaria no se ha propuesto dejar de serlo. Sin embargo, aquí estoy porque la persona en que pienso todos los días es en ti. No importa tanto la fecha, porque de todos modos esto lo leerás otro día que no es hoy. Estas cosas nunca me dejan dormir. Aún es de noche pero me encuentro con más energía que nunca. Sabes que nunca puedo dormir si traigo en la cabeza dando y dando vueltas las ideas. En todo caso, ésta es una carta para ti.

Cómo ya me di cuenta de que no podré separar las ideas o los temas dentro de esta carta los tendré que juntar y mezclar; porque a fin de cuentas todas son parte de esta vida que estamos viviendo, y aunque momentos y sentimientos distintos, todos son cuadros dentro de una puesta en escena que se lleva a cabo debajo de mi piel. Tengo las manos un poco agarrotadas porque ya tenía un buen rato sin escribir. Sin escribir para ti y para mí, quiero decir. Porque la computadora se usa como una herramienta de trabajo pero, en mi caso, es un medio con forma de altavoz que comunica directamente con como se llame eso que corre por mis venas y que me mueve como una marioneta. No sé si algún día aprenderé a acallar esas voces que me hablan y que me inspiran e incitan a hacer todas estas cosas.

Así que no sólo es el día del amor. También es el día de tu regreso. Sé que llegaste bien si es que estás leyendo estas líneas y pescando algunas notas en el aire. La semana seguramente se habrá hecho como liga (no soy capaz de saberlo de antemano), pero la noticia que me has dado me empuja y me desvela. Es lo que me hacía falta para finalmente sentarme aquí y decir lo que se me ha venido acumulando todos estos días y que, en una serie de flashazos voy dejando a lo largo del paisaje y del pasar de los días cuando estás y cuando no estás que te llamo, que te escribo o que te pienso.

En este día, nuestro día privado del amor, no existe una fecha. No existe un formato a seguir y no quisiera que fuera así nunca. He tratado de que cada uno de los días que vivamos ocurra de una manera única. Porque de esa forma mi mente no se apagará y, consecuentemente, mi emoción y mi curiosidad. Porque lo nuevo siempre me mantiene despierto. Me gusta hacer que las cosas improbables, si no imposibles, sucedan. Y ¿sabes qué? tú me das fuerza para hacerlas suceder.

Quiero hacer el amor contigo. ¿Palabras fuertes? Tal vez, pero lo que tengo en mente tal vez es diferente de la creencia popular. O al menos su primer significado. Hacer el amor (sí, una vez más lo dije) está en las cosas que hacemos juntos. Hay tantas cosas que quiero hacer contigo: correr en la lluvia, mirar una película, reír en silencio, cantar una canción a todo volumen en el auto, beber té en una tarde agonizante, bailar. Hacer el amor no es meramente una cuestión física sino que estimula la mente. Eres para mí una persona completa. Eres ¡caray! una mujer en toda la extensión de la palabra. Te mentiría si te digo que no me atraes físicamente, porque es un hecho que así es. Me pones la piel de gallina, me haces temblar las rodillas. Eres tan atractiva que quisiera comerte a besos. Pero hay cosas fuera de este plano físico que también me excitan. Tu sonrisa y todo lo que ella representa, tus abrazos (me encanta cuando me abrazas), tus cuidados, tus atenciones conmigo y con los demás, tus ideas y tus ideales. Me encanta escucharte porque sé que todo ello lleva implícito el gusto que siempre tienes por las cosas. Tus desvelos y tus ojos chiquitos al otro día por la entrega que muestras hacia tu vida. Tu valentía y determinación me han enamorado. Me siento completamente ebrio de esta sensación pero a la vez estoy consciente. O al menos me he estado volviendo consciente de la importancia que vas tomando en mi vida. En esos ratitos de consciencia y de luz es cuando te pienso con mayor intensidad. Y te extraño tanto...me doy cuenta de que cada vez más me entrego y me dejo llevar hacia el lugar en donde los sentimientos se vuelven realidad y le dan color a la vida gris de todos los días. Pero a eso me refiero precisamente! que la vida no tiene un color particular sino que en nuestro daltonismo, muy propio de cada uno de nosotros, le imprimimos el color que queremos, y que la luz que cada uno de nosotros emanamos se refleja en los objetos de ahí afuera y que nos sonríen mientras nos ven pasar con cara de perdidos y enamorados y tontos. Sé que siempre digo que los enamorados somos tontos. Pero es de cariño :). Y a las pruebas me remito, basta ver las fotografías donde salimos juntos para decir que ya perdí! Creo que poco a poco me voy enamorando más y es completamente placentero. Aunque otros sólo me digan, sarcásticos: "¿poco a poco? tu ya estás en el fondo!". ¿Será cierto? Espero que no; espero, como ya te había dicho, que nuestro amor no sea nunca ciego, que nunca llegue a su máximo, que crezca día a día como lo ha venido haciendo hace meses. ¿Es extraño no? el pensar que muchas veces te vi caminar por los pasillos, pero que la vida o el destino o el libre albedrío se decidieron a esperar lo suficiente para que estuviéramos listos para embarcarnos en esto. Quiero verme dentro de muchos años y saber que poco a poco la lista de esas cosas que quiero que hagamos se va haciendo menor. Sé que a veces no tengo tanto tacto en decir las cosas y que, muy pocas veces me detengo a escuchar. Discúlpame, no es mi intención. Sé que a veces no mido el alcance, o los riesgos. Sé que no soy muy considerado con las personas y por todo ello me disculpo. Sé que estoy muy lejos de ser perfecto pero así tal cual me presento a ti hoy. En espera de que en este día se renueve no sólo lo que me haces sentir sino lo que tú sientes también.

Y, "¿qué es todo eso?", te preguntarás. Principalmente es una paz enorme que me inunda cuando estás cerca. El simple hecho de verte o escucharte es suficiente para hacerme sentir cómodo. No exagero al decir que te veo en todos lados, y que te siento en todos lados porque te llevo a todas partes. Ya sabes que en cada nota te recuerdo y me dan ganas de estar cerca de ti. Si las cosas siempre pueden empeorar, me has enseñado que es bastante justo, y posible, que las cosas mejoren también días tras día. ¿Habrá algún límite para los sentimientos? ¿Algún momento en que lleguen a un punto de más no crecer? A lo mejor se detienen al mismo tiempo que nosotros dejamos de crecer y comenzamos a envejecer. En ese caso, deseo con todas mis fuerzas que nunca dejemos de crecer. Porque me encanta sentirme así. Porque me veo siempre sorprendido, y siempre maravillado y abrumado por mis propias emociones y percepciones.

Hay cosas nuevas en el horizonte. Es cierto. Y aunque es menester sentarnos a conversar con detenimiento, he de decir primero: que estoy muy contento por ti. Porque sé que con todas las del alma quieres hacer esto. Y que, como ya te dije, es un logro grande, y grande para ambos. Que te apoyo, como siempre lo he hecho; así deba hacerte las maletas. Que si alguna vez tuve dudas sobre mi propia fortaleza para llevar esto a cabo, hoy me despierto a la verdad y me doy cuenta de que lo soy. De que te quiero en mi vida de una forma u otra y que, aunque estamos más que conscientes de que cualquier cosa puede pasar, no bajaré los brazos ni me entregaré así tan fácil. Que el amor no tiene un código postal porque su voluntad es tan grande como la tuya y la mía juntas. Y que esto está lejos de un compromiso formal. O sea, no me adelanto a nada. No te pido matrimonio. Ya veremos cómo nos sale esto. No soy pesimista pero tampoco soy ingenuo. El estar enamorado no me impide ver que te irás. En cierto modo, me he ido preparando para el momento de recibir la noticia. Ya lo veía venir. Porque si todo lo que has hecho, tus logros, tu dedicación y tu talento no son suficientes para que esto se cumpla, entonces no sé que lo sea. Yo te admiro, y te respeto. Y si esos comités de selección no lograban ver todo esto que eres, entonces son ciegos, porque hace falta sólo ver el brillo en tus ojos para darse cuenta de que puedes hacer las cosas realidad. Y ya te lo dije, estás destinada y completamente capacitada para hacer cosas grandes. Y ellas vendrán llegando en medida del tiempo y de todo ese trabajo que hay detrás de lo que hoy eres. Amor quiero verte feliz, quiero hacerte feliz; y si ello implica enviarte postales y cartas durante un largo tiempo lo voy a hacer. No soy terco, ni ciego, pero soy decidido al decir que si te vas, espero con todas mis ganas volver un día a ti. Que el cachito de tu amor, ése que comparto con muchas personas y cosas me es suficiente para respirar, reír, saltar, jugar, cantar, trabajar, estudiar, comer y pasar la noche en vela. No exagero; quiero aprender a dejar esa estela de amor y esfuerzo en todo lo que hago. Y todo eres tú. Y ¿cómo no dejarte un poquito en todos lados para que así me acompañes a todos lados también? Sé lo que quieras ser. Sueña lo que quieras soñar. ¡Vive! Anda, ve y vive, que yo te estaré esperando. Con una calma que no tendrá precedentes, con un anhelo que no tendrá comparación, y con una sonrisa que no tendrá otro motivo sino tu propia felicidad. Si, esa sonrisa boba que siempre traigo es por ti.

Y por cierto, que lo que te venía a decir es, ¡feliz día del amor y de la amistad! Y ¡que bueno que ya estás aquí! Se notó, ¿no? Jeje. Pero así pasa siempre que quiero escribirte. Las palabras no dejan de salir a borbotones. Ni siquiera sé si esa palabra exista, pero suena como ese glu glu glu que quiero expresar. Si ya he reinventado al mundo o al menos mi manera de verlo entonces deja que invente palabras para expresarte lo que siento por ti. Por ti flaquita linda, la que me hace estremecer. Te agradezco el tiempo que dedicas a este papelito, que no es sino una extensión de mis pensamientos/sentimientos.

Buen día hoy, o buena media tarde, o restante de la tarde, o noche. Sonríe hoy, como siempre, y así sabré que no digo locuras ni palabras al vacío.

Tu admirador secreto(que soy yo).

14/02/08

18/5/08

230607

A los dos minutos pasados de las dos emprendo el viaje a través de los pensamientos que no me dejan dormir. Necesitan una manera de salir y creo que la mejor manera de regresar pronto a acurrucar todo lo demás que no son mi mente ni mi corazón (que en el fondo son lo mismo) es dejándolos salir. Así es como me preparo para levantarme otra vez a la mitad de la noche.

Las ramas de los árboles se mecen a través de los cristales de las ventanas en un vaivén silencioso e hipnótico. Termino de correr las persianas. Y la débil luz que se filtra entre ellas no logra ni cerca el hacerme ver mis propios pies descalzos. Está oscuro. En esta ciudad, la ciudad de los que luchan, el aire es tan denso que pocas veces, si no es que ninguna, se ven las estrellas para dejar que los sueños de las personas suban hasta tocarlas y jugar por una vez a los astronautas. Abro la ventana, mejor olvidaré intencionalmente el suéter, me hace sentir aprisionado y falto de movimiento. Cierro la ventana. Llaves. Zapatos. Salgo. A lo largo del pasillo resuenan mis pies y retumban también en las puertas de los que duermen. Hay una lámpara vieja que parpadea y se apaga de vez en cuando; mientras un insecto baila su danza nocturna en torno a ella, como una especie de ritual secreto que tengo la oportunidad de presenciar.

Estoy pensando en ti, otra vez. No pienses mal por favor, no es que no tenga nada que hacer. No estoy obsesionado. Recorro el sendero que se ha creado a lo largo de los días y a causa de los paseos de media noche que siempre surgen para robarme el sueño, como tú lo has hecho. ¿En qué estoy pensando? ¿Qué puede ser tan importante, tan intrigante que no quiero dormir? Son las líneas que se dibujan en tu rostro cuando sonríes. El olor del perfume que despides cuando me abrazas. Es bastante extraño, porque cuando llegas estos dos aspectos se definen por completo. Porque cuando no estás tomas forma de todo y hueles a todo y te siento con infinitas texturas, mientras que me inunda el deseo de abrazarte otra vez.

Junto a un árbol hay un pequeño asiento y como fondo están las luces de la ciudad. Creo que la gente en realidad admira el cielo; y su propia manera de reproducir los astros que viven a lo lejos es crear estrellas artificiales; y de este modo cada quién contribuye a crear estrellas aquí mismo, en la tierra. El asiento está frío, eso es más que obvio, considerando que es de noche. Y en las noches, justo como ésta, es cuando hace más frío.

Acaso creas que estoy triste. Déjame decirte que no es cierto. La verdad es que no puedo estar menos triste. Aunque todo el contexto apunte hacia esa dirección. Es decir, puedo estar más contento tal vez pero, no estoy triste en absoluto. Me gusta mojarme en la lluvia. El agua a través de la historia ha sido reconocida como un elemento purificador. No sé exactamente qué quiera decir eso. Sólo sé que el mojarme me hace sentir bien. Y que cada vez que me mojo recuerdo las cosas que estoy haciendo. Me da gusto saber que no me arrepiento de ninguna. Aún cuando haya cometido errores, porque de ellos aprenderé y sigo aprendiendo. Es parte de crecer. Crecer, que palabra más temible. O mejor dicho, que terrible es el significado que le hemos dado. Crecer en ninguna circunstancia debería ser asociada con la pérdida de la capacidad de asombro de cada uno de nosotros. Al contrario, debería ser, según mi muy humilde y constantemente errónea opinión, en adquirir experiencia con el paso de los años para aprender a ver con mayor atención las cosas sencillas que están en todo lo que vemos y tocamos.

No sé definir lo que voy a decir a continuación: hay veces que me entra una necesidad fuerte de verte. Simplemente por verte. Conversar contigo. Pero, ¡soy tan indeciso! Ya me di cuenta de que tengo un arranque demasiado lento. Y que a veces me preocupo demasiado por las cosas que diré. Nunca he sido muy elocuente, ¿sabes? Entonces, cuando logro verte, me entra el pánico escénico, no sé ni como acercarme. Que lástima, porque pierdo minutos valiosos en intentar quitarme la timidez. No sé porqué pase eso. Sé que podría perfectamente acercarme, sin ningún problema, y aún así no lo hago. Tal vez es porque estoy tratando de asociar a la mujer a la cual miro y me tiemblan las piernas y acelera mi respiración, con la misma con la que intercambio mensajes y llamadas telefónicas y que siempre contesta con un "hola" amistoso. Ya me lo dijiste una vez. Y lo estoy tomando con calma. De eso no se trata esto. Se trata de celebrar el hecho de que estoy contento; la completa certeza de que quiero embriagarme de esta noche y recordarla como un momento en que miro un cielo artificial sentado en un tronco y respiro una y otra vez mi propia alegría.

Dime si es cierto que alguna vez te he dicho que te quiero. Porque no me canso de decírtelo constantemente. Porque he llegado a un punto en que las palabras ya no me bastan, ya no me alcanzan para decirlo. Es por eso que he buscado otras maneras. Modos que me hagan sentir bien, extrañamente bien. Estoy aprendiendo cosas nuevas. Porque quiero hacerlo, porque quiero decirte con nuevas palabras, con nuevos signos, con cosas que nunca me había atrevido a hacer que estoy aquí para ti. Que no pienso tomar el lugar de nadie, sino que busco un lugar nuevo. No quiero definirlo como dependencia, no conozco un término adecuado, pero va más o menos así... mi día comienza a partir de que contestas. El pensar en ti es motivación suficiente para levantarme todos los días y mostrarle al mundo lo que puedo hacer. Tengo más fuerza, más aguante. Sonrío el día entero. Si sé que estás bien, estoy bien también y nada parece imposible de lograr. Me encanta sentirme así. Cuando dices "te quiero", sé que en ese momento ¡soy invencible! Mantengo los pies en el suelo, y comprendo las circunstancias. Siempre lo digo, por favor no te espantes, porque si yo poseo un corazón que corre al doble al triple de velocidad no todo el mundo es igual. Lo entiendo, así que por favor no te espantes si en este momento no te sientes igual. Bueno, en realidad no puedo hablar de cosas que no sé. Así que mejor no entraré en detalles con respecto a eso. Pero igual lo digo. Es mi manera de sentir, y de ningún modo pretendo que los demás se sientan así, especialmente tú, porque en ti es en quien pienso justo ahora. Justo ahora que las personas comienzan a apagar las luces de sus casas, y la bóveda celeste y eléctrica pierde luminosidad poco a poco.

Recuerdo que un día, aunque no recuerdo la fecha exacta, lograste sacarme del escondite que se había vuelto mi hogar durante un buen rato. Tanto que las articulaciones se me habían entumido. Mis ojos hinchados por tanto haber dormido, y el polvo por todo mi cabello. Estaba irreconocible, sin forma, y por poco, sin un aliento de nada. Por eso estoy celebrando esta noche, por eso brindo con el silbido del viento y con un ave nocturna que aprovecha el sigilo de la oscuridad para extender sus alas. Porque esta noche sigo feliz de haberte encontrado, o de que me hayas encontrado o de que la casualidad me hizo abrir los ojos en el momento idóneo y ver de frente, hacia donde quiero seguir mirando. Mis piernas se están entumiendo, mis brazos comienzan a temblar, recordándome que aún estoy aquí afuera. Me levanto, y me intriga saber cómo vas a reaccionar. No es necesario que contestes. Sólo me escondo tras de breves párrafos esperando que me leas, porque detrás de esto estoy yo. Con mi ridícula sonrisa y mi alma borracha de esta noche y de lo que me haces sentir cada vez que se mueve el segundero.

Ahora pienso en lo que dijiste. Y creo que no deberías agradecer por la paciencia. Porque yo no sabía qué cosa era, o lo había olvidado por completo. Me estás enseñando cosas por las que vale la pena luchar, por las que es importante esperar. La paciencia ya no estaba en mí; esa, y otras más. El estar aprendiendo me tiene feliz. Mientras me encamino de nuevo a los apartamentos y busco mis llaves que tintinean dentro de la tela del pantalón. Mientras me enamoro de lo que siento me doy cuenta de que aún me faltan cosas por conocer y que el hacer las cosas bien es razón suficiente para no bajar los brazos en ningún momento por las cosas que uno quiere y que realmente valen la pena. A. J.: esta noche confirmo que lo que siento por ti me hará mejor cada día y que, aunque el futuro es completamente incierto, ocupas un lugar muy especial dentro de este loco. Y aunque no tengo testigos, pues ya hasta el insecto de la lámpara se ha ido a dormir, yo debo agradecerte a ti, y si las fuerzas que me das no tienen un nombre se lo voy a dar en este mismo momento. Las miradas, los abrazos e incluso los silencios se llamarán... Y con esa idea giro la perilla, zapatos y llaves. Y anoto el nombre que he descubierto dentro de mí en un trozo de papel para no olvidarlo. Y me voy a dormir.


notas de fondo:

Clint Mansell - The Last Man




6/5/08

Un botecito en forma de piano

Hay veces que simplemente no entiendo porqué no llamas. ¿Es que realmente tienes tantas cosas que hacer? No pretendo que pienses todo el día en mí. Ni que me mandes constantes mensajes. Pero a veces me extraña que si no te llamo no me busques. Quisiera ir en un botecito por la mar de los sueños. Ya, a partir de mañana lo tomaré con más filosofía, tal vez ni siquiera logre esperar a que tu llames y lo haga yo primero. Tal vez es el miedo a descubrir que si yo no lo hago, tú nunca lo harás, y entonces desaparezcas. Te extraño, y tu silencio me hace daño. Supongo que debo darte espacio para que en algún momento me extrañes...



Notas de fondo:
Dustin O'Halloran - Opus 23